Visitar los pueblos de Corbières y Minervois le permite sumergirse en el corazón del país. A la vuelta de los callejones, escuchamos una conversación teñida deOccitano, un gato dormitando en una fuente o un lavadero, una pequeña iglesia románica o una casa llena de encanto, una plaza donde sentarse a la sombra escuchando las cigarras...